mitología mexicana

MITO DE LA CREACIÓN.


Hace muchísimos millones de años, cuando no había cielo ni Tierra ni dioses que poblaran el universo, sólo había movimiento y confusión. Pero he aquí que, en medio del caos y las tinieblas, un dios se formó a sí mismo por voluntad propia.
Este dios quiso llamarse Ometeotl, pues ome, en náhuatl significa "dos". Ometeotl poseía todas las sustancias cósmicas necesarias para labor creadora: el fuego y el agua, lo blanco y lo negro, el espíritu y la materia, lo masculino y lo femenino.
Este dios vivía en la parte más alta del mundo, en donde el aire era muy frío y no se distinguía la luz de las penumbras. Desde ahí, Ometeotl podía ordenar y nombrar a la naturaleza, dar la vida y destruirla.
Ometeotl fue el primer dios de los aztecas y controlaba tanto la vida como la muerte.
Para denominarlo, los aztecas usaban la expresión In Tloque in Nahuaque, que significa "aquel que está en todas partes".
Ometeotl era invisible como la noche e impalpable como el aire.